Oh no, la aventura comenzò...
El túnel resultó ser tan
estrecho que solo podían avanzar de a uno a la vez. M fue quien decidió ir
primero, ya que era el más ágil; más atrás seguía Miyarai, Casanova, Kai y
finalmente Eleran.
La mala suerte invadía al
grupo en esos momentos y esto se vio reflejado en el hecho de que, tras
intentar identificar un ruido extraño, M cayó al suelo y se vio repentinamente atacado
por seres irreconocibles. Miyarai pudo identificar que aquellos seres eran
ratas y entró en un ataque de pánico, por lo que M recibió mucho daño antes de
que todo el grupo pudiera bajar y actuar, así que aprovechó sus habilidades
para colgarse de una pared antes de que las ratas le siguieran mordiendo.
Casanova muy
caballerosamente logró calmar a su hermana y hacer bajar al grupo. Una vez
todos abajo Kai lanzó grasa a las ratas y algunas de estas quedaron inmóviles,
oportunidad que aprovechó Eleran para acercarse a ellas y atacarlas, Miyarai
también se comenzó a acercar a las ratas con el propósito de destruirlas y Casanova
mientras tanto intentaba encender una especie de antorcha para poder enceguecer
a las ratas un poco y permitir a todos ver mejor. Por desgracia de todos, M no
pudo seguir aguantando mucho tiempo y cayó inconciente muy cerca de todas las
ratas, sin embargo, Miyarai ya había degollado brutalmente a dos de estás con
su látigo y Kai las golpeaba con todas sus fuerzas. Tan grave se veía el joven
M que Eleran sacó fuerzas desde lo más profundo de su interior y, acompañado
del grito “¡ES MI PROTEGIDO!”, barrió a todas las ratas que estaban frente al
ladronzuelo y con esto le salvó la vida, pero no todo era alegrías para todos,
ya que mientras esto ocurría, el valeroso guerrero Casanova corrió (con la
antorcha encendida) con serias intenciones de destruir a una de las ratas y
todo parecía ir a su favor hasta que milímetros antes tropezó y prendió fuego,
convirtiéndose en una antorcha humana.
Los gritos de dolor y la
repentina luz captaron la atención de todos. Tras rodar y recibir ayuda de sus
compañeros, Casanova logró apagar el fuego, pero a cambio de eso perdió la
antorcha y además a la rata, la cual aprovechó la conmoción para huir. El pobre
guerrero se encontraba maltrecho, pero solo podía sentir el dolor de su orgullo
al dejar que una presa tan simple se escapara.
Finalizado todo el combate
y el susto que pasaron por Casanova, M logró recuperarse y pudieron seguir
recorriendo el camino.
Todo parecía inofensivo
hasta que se escuchó nuevamente un grito de dolor. Esta vez era Eleran el
desafortunado que había caído en una de las trampas (aparentemente era una
trampa de oso gigante). Tras varios intentos, Kai pudo quitársela y el camino
siguió normal, salvo que ahora todos caminaban con mucha más cautela. Los
guerreros se encontraban ahora en una situación complicada, puesto que frente a
ellos estaba el nido de las ratas que los habían atacado, sin embargo, aún
tenían la posibilidad de ir por otro camino donde se divisaba una luz. Sin
pensarlo dos veces, corrieron cuidadosamente hacia la luz y lograron refugiarse
de las pocas ratas que los habían visto y ahora los seguían.
Tras esto, nuevamente se
vieron en problemas, ya que unos trasgos decidieron atacarlos, pero esto fue
mucho más rápido que lo que había ocurrido con las ratas.
Al liberarse de los
trasgos siguieron recorriendo la cueva, pero lo único que encontraron fue
pasadizos vacío y estuvieron dando un par de vueltas hasta que lograron dar con
una salida.
Lo que vieron al momento
de salir fue un hombre con un libro encadenado al hombro (típica costumbre de
los hechiceros para evitar perder sus conjuros) acompañado de un orco y un
trasgo. El hombre, además, llevaba un cofre.
Meditaron un buen rato y
finalmente decidieron que le dejarían ir y volverían a hablar con el archimago
porque se encontraban demasiado débiles como para seguir luchando.
Al volver a la casa, el
archimago les esperaba ansioso:
- ¿¡Y cómo les fue!?
- No muy bien…Vimos a
alguien con un cofre y se escapó.
- ¿¡Pero cómo lo dejaron
ir por Dios!?
- Tenía un orco…
- ¿Y cómo se veía la
persona?
- Tenía una capa negra, un
sombrero negro y un bigote delgado, ¿le conoce?
- ¡Claro, yo hablé con él!
- ¿Y cómo se llama?
- ¡El rata!
- ¿Y de que hablaron
exactamente?
- Oh, una cosa poca, le
dije donde tenía mis tesoros…En fin, esos libros eran conjuros muy poderosos,
pero dado esto son los únicos que perdieron, era el último vino que me quedaba.
Y así, con el ego, el
orgullo y la dignidad echas trizas, es como los guerreros terminan su primera
aventura.
Notas: Esta fue la primera campaña (quiero decir...Bueno, jugamos luego con otros manuales y personajes) y sì, hubo un pequeño cambio de fuentes entre predeterminada y helvetica porque lo hice a la ràpida y copiè todo del word. Gracias.
1 comentario:
Así que ese fue el final...
Chistoso =3
Publicar un comentario