domingo, 25 de marzo de 2012

Vèase tambièn: Do It Yourself

Recuerdo que antes de escribir las aventuras de AD&D pasò algo mucho màs importante (inversamente proporcional a lo entretenido que pueda resultar) y lo comentè de una manera muy sutil. Tenìa planeado escribir sobre ello antes de convertirme en un ente universitariotodopoderoso y altamenteresponsable, sin embargo, algo en mi cerebro me hizo pensar que ya lo habìa escrito todo y se mezclaron las cosas en mi cabeza y terminè por saltar a una dimensiòn en la que ya habìa contado todo. Ergo, hoy...No sè, como no pasan muchas cosas por aquì todavìa pensè que era el dìa perfecto para contarlo*.
Pasò entonces que despuès de ver mis puntajes hice exactamente lo que muchos profesionales, expertos y/o como se les quiera llamar recomiendan precisamente no hacer: postular a pura mierda que no me interesaba en lo absoluto, sòlo por diversiòn. La verdad, dejè como segunda opciòn la carrera de quìmica y farmacia, pero a pesar de todo siempre supe que esa iba a ser tècnicamente la primera y ùnica opciòn que tendrìa jamàs, porque ya dije muchas veces que soy muy imbècil para ser psiquiatra (y con ciertos resultados quedò màs que demostrado).
Entonces, despuès de una serie de procesos desagradables que no quiero mencionar y mucho despuès de eso, el 12 de marzo, llegò el gran dìa que yo aceptarìa con mi dignidad siempre en alto, tal y como lo hacìa en el colegio.

Flashback del 11 de marzo

- ¡¡MAMÀ!! ¡¡MAMIIIIIIIII!! ¡¡MAMIIIIIII!! ¡¡SOCORROOOOOOO!!
- ¿Què pasò? ¿Estàs que mueres?
- ¿No quiere ir a dejarme a la Universidad? De preferencia me gustarìa que me lleve de la manito, como en kinder...
- Por Dios, hazte hombre...
- ¡¡NO QUIERO!!

Fin del Flashback


Y asì fue como pensè en que tenìa un dìa para hacerme la idea de que nadie me iba a llevar de la manito y que si me perdìa por ahì y no volvìa jamàs iba a ser asunto mìo, por lo que decidì asumir el 12 de marzo con completa calma ("¡¡NO QUIERO IR!! ¡¡¡¡¡¡¡HALLUDA!!!!!!").
Logrè la gran hazaña de sobrevivir ese dìa sin mayores problemas y los que seguìan, me perdì menos de lo que hubiera esperado (quiero decir, haber dado 3 vueltas en circulos frente a una facultad y que la sala que andaba buscando estuviera al frente no es nada comparado con otras cosas...) y conseguì perras para que me guìen cuando lo necesite, aùn asì, algo tìpico de las universidades es una tradiciòn que, aunque digan que es aburrido de mi parte y todo eso, me molesta mucho: el mechoneo (nota: esta aclaraciòn fue exclusiva para los alienìgenas que sè que leen mi blog).
¿Cuàl es el problema? Que como no ando dando vueltas por las redes sociales (porque esto es lo màs cerca que estoy de una red social) no podìa saber con exactitud cuando ocurrirìa, asì que decidì valientemente asistir a clases.

Dìa 1: Nada.
Dìa 2: Nada.
Dìa 3: Nada
Dìa 4: Todo normal, el profesor pasando la materia que debìa pasar, hasta que de la nada comienzan a golpear la puerta con violencia...

- ¡¡SALGAN MECHONES!! ¡¡¡SABEMOS QUE ESTÀN AHÌ!!!

Oh mierda, oh mierda, oh mierda...
Pensè en saltar una ventana, pero estaba muy alta como para huìr (en su momento se veìa pequeña). No habìa por donde salir, asì que decidì comportarme como la persona adulta que soy y enfrentar el mechoneo hacièndome pelotita en mi puesto.
Entró la gente tirando harina, agua, rayando y pintando caras (dependiendo si era mujer u hombre la persona. O ambas). Hasta ahì no habìa pasado nada serio. Luego comenzaron con juegos que en realidad no tenìa ganas de jugar con nadie y entre todos los gritos desenfadados de pronto aparece una figura de autoridad que obliga a salir de la sala a todos porque estaban ensuciando.
"Excelente", pensè y sin importarme si podìan darse cuenta o no avancè a los puestos de adelante y mientras todos salian en fila yo huì. Huì lo màs tranquilamente posible. Con mucha calma. Hasta no escuchar nada. En cuanto eso pasò mi cerebro grito "¡CORRÈ!" y recordarè aquel jueves como el dìa en que hice parkour como nadie hasta que apareciò una escalera salvaje e indomable, tropecè y caì.
Lleguè cojeando a la casa, pero conservaba mi dignidad todavìa.
Por si fuera poco, cuando ya todos habìan pensado que lo peor habìa pasado, al dìa siguiente volviò a repetirse la misma escena. Sin embargo, yo salì victoriosamente sin daño psicològico ni fìsico ni de ningùn tipo, gracias a mi esfuerzo le pedì al profesor que me saque de la sala.
En fin, eso no va a ayudar a nadie a escaparse del mechoneo, pero yo salvarè a quien pueda salvar.

*Lo iba a contar la semana pasada, pero no se que pasò que no lo hice.

jueves, 15 de marzo de 2012

La Noche de Aventuras Decadentes y Discapacitadas (AD&D) parte IV

En el capìtulo anterior


Oh no, la aventura comenzò...


El túnel resultó ser tan estrecho que solo podían avanzar de a uno a la vez. M fue quien decidió ir primero, ya que era el más ágil; más atrás seguía Miyarai, Casanova, Kai y finalmente Eleran.

La mala suerte invadía al grupo en esos momentos y esto se vio reflejado en el hecho de que, tras intentar identificar un ruido extraño, M cayó al suelo y se vio repentinamente atacado por seres irreconocibles. Miyarai pudo identificar que aquellos seres eran ratas y entró en un ataque de pánico, por lo que M recibió mucho daño antes de que todo el grupo pudiera bajar y actuar, así que aprovechó sus habilidades para colgarse de una pared antes de que las ratas le siguieran mordiendo.

Casanova muy caballerosamente logró calmar a su hermana y hacer bajar al grupo. Una vez todos abajo Kai lanzó grasa a las ratas y algunas de estas quedaron inmóviles, oportunidad que aprovechó Eleran para acercarse a ellas y atacarlas, Miyarai también se comenzó a acercar a las ratas con el propósito de destruirlas y Casanova mientras tanto intentaba encender una especie de antorcha para poder enceguecer a las ratas un poco y permitir a todos ver mejor. Por desgracia de todos, M no pudo seguir aguantando mucho tiempo y cayó inconciente muy cerca de todas las ratas, sin embargo, Miyarai ya había degollado brutalmente a dos de estás con su látigo y Kai las golpeaba con todas sus fuerzas. Tan grave se veía el joven M que Eleran sacó fuerzas desde lo más profundo de su interior y, acompañado del grito “¡ES MI PROTEGIDO!”, barrió a todas las ratas que estaban frente al ladronzuelo y con esto le salvó la vida, pero no todo era alegrías para todos, ya que mientras esto ocurría, el valeroso guerrero Casanova corrió (con la antorcha encendida) con serias intenciones de destruir a una de las ratas y todo parecía ir a su favor hasta que milímetros antes tropezó y prendió fuego, convirtiéndose en una antorcha humana.

Los gritos de dolor y la repentina luz captaron la atención de todos. Tras rodar y recibir ayuda de sus compañeros, Casanova logró apagar el fuego, pero a cambio de eso perdió la antorcha y además a la rata, la cual aprovechó la conmoción para huir. El pobre guerrero se encontraba maltrecho, pero solo podía sentir el dolor de su orgullo al dejar que una presa tan simple se escapara.

Finalizado todo el combate y el susto que pasaron por Casanova, M logró recuperarse y pudieron seguir recorriendo el camino.

Todo parecía inofensivo hasta que se escuchó nuevamente un grito de dolor. Esta vez era Eleran el desafortunado que había caído en una de las trampas (aparentemente era una trampa de oso gigante). Tras varios intentos, Kai pudo quitársela y el camino siguió normal, salvo que ahora todos caminaban con mucha más cautela. Los guerreros se encontraban ahora en una situación complicada, puesto que frente a ellos estaba el nido de las ratas que los habían atacado, sin embargo, aún tenían la posibilidad de ir por otro camino donde se divisaba una luz. Sin pensarlo dos veces, corrieron cuidadosamente hacia la luz y lograron refugiarse de las pocas ratas que los habían visto y ahora los seguían.

Tras esto, nuevamente se vieron en problemas, ya que unos trasgos decidieron atacarlos, pero esto fue mucho más rápido que lo que había ocurrido con las ratas.

Al liberarse de los trasgos siguieron recorriendo la cueva, pero lo único que encontraron fue pasadizos vacío y estuvieron dando un par de vueltas hasta que lograron dar con una salida.

Lo que vieron al momento de salir fue un hombre con un libro encadenado al hombro (típica costumbre de los hechiceros para evitar perder sus conjuros) acompañado de un orco y un trasgo. El hombre, además, llevaba un cofre.

Meditaron un buen rato y finalmente decidieron que le dejarían ir y volverían a hablar con el archimago porque se encontraban demasiado débiles como para seguir luchando.

Al volver a la casa, el archimago les esperaba ansioso:



- ¿¡Y cómo les fue!?

- No muy bien…Vimos a alguien con un cofre y se escapó.

- ¿¡Pero cómo lo dejaron ir por Dios!?

- Tenía un orco…

- ¿Y cómo se veía la persona?

- Tenía una capa negra, un sombrero negro y un bigote delgado, ¿le conoce?

- ¡Claro, yo hablé con él!

- ¿Y cómo se llama?

- ¡El rata!

- ¿Y de que hablaron exactamente?

- Oh, una cosa poca, le dije donde tenía mis tesoros…En fin, esos libros eran conjuros muy poderosos, pero dado esto son los únicos que perdieron, era el último vino que me quedaba.



Y así, con el ego, el orgullo y la dignidad echas trizas, es como los guerreros terminan su primera aventura.

Notas: Esta fue la primera campaña (quiero decir...Bueno, jugamos luego con otros manuales y personajes) y sì, hubo un pequeño cambio de fuentes entre predeterminada y helvetica porque lo hice a la ràpida y copiè todo del word. Gracias.