lunes, 14 de febrero de 2011

Feliz San Valentìn para todos (o tambièn, el debut del gran hèroe)

¿Que por què no actualicè hace 4 dìas atràs para mi cumpleaños? ¿Què? Por favor, yo nunca harìa esas cosas... ¿Que què? ¿Que por què me demorè tanto? Porque Sham tenìa preparada una genial sorpresa:
- Qwertys...
- ¿Si?
- O sea Qwertys, el mundo te ama Qwertys, vamos Qwertys escribe algo para mi blog
- No quiero
- Pero tienes club de fans
- Hmmm...
- Por fa Qwertys
- No sè
- Por fa
- No sè
- Amos (entiéndase: vamos)
- Tal vez me inspire para escribir si jugamos eso que baje el otro dìa
- ¡Hecho!



Y como la hermandad es genial, hoy, para èsta fecha tan especial si, claro, Qwertys ha escrito una romàntica historia para compartir con todos vosotros.



***
Dentro de mi humilde vida, hay pocas cosas que hayan ocurrido en ella que sean verdaderamente dignas de contarse. Mis contados momentos de estrellato han sido aquellos en los que he aparecido como héroe de las historias relatadas en Fifth Avenue. Es por eso que presento esta historia con el mismo orgullo que un padre primerizo cuenta cómo su bebé de pocos meses vomitó en la micro.
Sin más preámbulos ahí va una pesadilla que tuve por allí por el 2006, la he llamado “El Crimen de Fernando Kliche
Era una noche de tormenta y yo andaba con una mochila por una zona rural. Llevaba un tiempo caminando y no había podido encontrar refugio, por lo que cuando vi esa casa de dos pisos, celeste a la falda de un cerro apuré el paso para guarnecerme de la lluvia y quizá secarme.
Cuando golpee la puerta de la casa, salió Fernando Kliche (gritos de cuarentonas) y me invitó a pasar. Por dentro la casa era bastante austera, celeste y había decoraciones blancas con blondas y un altar donde debería estar el comedor. Fernando Kliche se veía un bastante deprimido y preocupado, se sentó en una escalera y se tapaba la cara con las manos. Verlo tan cariacontecido despertó mi instinto caritativo así que le pregunté qué era lo que ocurría.
“Viste – dijo – que acá teníamos que hacer un matrimonio, pero el curita nunca llegó… yo no sé qué vamos a hacer ahora”
Por capricho de los sueños yo recordé que andaba trayendo una sotana de cura en la mochila, así que le dije una mentira blanca a Fernando Kliche con tal de animarlo.
“Yo, hermano, soy sacerdote, así que será un honor oficiar la ceremonia como agradecimiento por su generosidad.”
El rostro de Fernando Kliche se iluminó ¡Su problema se había solucionado!
Ahora, lectores, les mentiría si les detallara la ceremonia o si les dijera quien se casaba con quien. Mi sueño hizo fast forward hasta el momento en el que ya había terminado todo.
***
Continuarà...

2 comentarios:

nutritips dijo...

crimen? xD quiero saberr en que continuaa :K

Soria dijo...

Y luego que pasó? no nos pueden dejar así!

Lo bueno de los birdeis es que debe pasar todo un año para que se repita semejante acontecimiento. Alabado sean nuestro señor jesucristo y la sanmtísima virgen maría y todos los ángeles y los arcángeles y las animas benditas del purgatorio por eso (y también Fernando Kliche)