Ayer a eso de las dos de la tarde estuve viviendo ese incòmodo momento donde tus invitados se ponen a hacer berrinches, que por lo general se reducen a una conversaciòn de dos frases: "No me quiero ir" y "Te tienes que ir, vas a perder el bus", que puede evolucionar a un "¡¡PERO DE VERDAD NO QUIERO!!". Tras aproximados 20 minutos de discusiòn decidì comenzar a arrastrar a la visita, lo cual lentamente comenzò a dar resultados (recibì unos golpes, pero valiò la pena).El viaje hacia el terminal de buses no fue agradable para mì y en realidad todo lo que pasò desde que salimos de la casa hasta que regresè a ella no fue agradable para mì. Mientras esperabamos el bus surgieron vehementes deseos en mi de comer un danky, asì que en cuanto la visita se fue mi mente dijo "ahora es el momento" y ¿què mejor ambientaciòn para comer un helado que un dìa nublado en las afueras de un terminal? Eso deberìa tener mucho estilo, pero como ya dije, cuando la vida te quiere joder te jode.
Avancè hacia el negocio, que estaba literalmente al lado del terminal y esperè a que el señor notara mi presencia. No demorò mas de 30 segundos, asì que con mi mejor voz de "no me importa nada" dije "quiero un danky" e hice el intercambio de dinero por helado y me regocijè montones.
Comencè a sacarle el papel, todo bien, se pegaba un poco, pero no pasò a mayores. Luego de eso, procedì a sacarle la tapa plàstica de encima y ahì las cosas se comenzaron a poner feas: el helado estaba tan frìo que la tapa estaba pegada y era imposible sacarla sin que el helado se cayera.
Estuve casi 3 minutos intentando sacar el plàstico antes de decidir a salirme del negocio, porque la verdad tenìa el leve presentimiento de que mi presencia le incomodaba al vendedor. Pèsima idea, salir a la calle fue lo peor que pude hacer, tuve que comerme el helado de la forma màs poco glamorosa que puede existir (nota: pueden hacer una imagen mental tambièn pensando en cualquier niño menor o igual a 3 años con un cono de helado) de espaldas en una esquina del terminal, como si estuviera consumiendo drogas, pero no, sòlo era helado.
Todo parecìa bajo control hasta que sonò mi celular, pero al momento de contestar el telèfono el helado se sufriò un ataque de depresiòn y decidiò arrojarse al vaciò. No tengo idea cuantas manos tenìa en ese instante porque la verdad recuerdo haber estado sujetando el helado, el cono del helado y estar hablando por telèfono, aunque pensandolo bien una explicaciòn puede ser que me negaba con todas mis fuerzas a perder mis $990 de esa forma tan imbècil.
De alguna inexplicable forma logrè cortar y para ese entonces ya tenìa mis manos y parte de mi ropa con chocolate. Segundos antes de que el helado intentara suicidarse habìa conseguido quitar la tapa plàstica, por lo que aùn estaba comiendome el helado con poco glamour. Cuando finalmente terminò la tortura de la parte suicida del helado, pude dignarme a comer afuera del terminal, dando la cara al pùblico y con todo el glamour del mundo, sin embargo, tenìa todo el contorno de la boca, las manos y la ropa con chocolate.
Me dirigì a tomar el coso con ruedas que me regresarìa a mi hogar con la sensaciòn de haber sido derrotada aquel dìa, asì que tomè el boleto y me sentè con actitud de nada. En cierto momento, al verme en el reflejo de la micro notè que mi aspecto me hacìa perder todo el respeto de manera casi automàtica, asì que mirè al boleto y el me mirò y yo lo mirè y el me mirò y yo pensè... "¡¡AL DIABLO!! ¿¡QUIEN LO VA A SABER!?" y, dado que no tenìa nada màs que perder, lo usè como servilleta...
30 minutos despuès lleguè a la casa y como no tenìa chocolate nadie notò lo sucedido. Me lavè las manos y decidì olvidar todo eso hasta este momento en que me encontrè sin nada que hacer y decidì contarlo.
Aviso de utilidad pùblica: Lamentablemente (no sè que tanto) Ismael se enfermò mu grave y no puede continuar con su programa. Puede ser que vuelva en un futuro, pero si lo perdemos lo sentiremos mucho. ¡Lo siento por sus dudas!